jueves, 12 de agosto de 2010

Uno en un millón...

Alguien que sea capaz de contestarme una pregunta, esta:

Qué probabilidades hay de subirse al transporte público y que cuando se suba un hombre, se siente al lado tuyo y estén escuchando la misma música?

Como todos, pensarás que es imposible. Pero descubrí que no. Igualmente, FIJA, se que es la primera y la última vez que me pasa.

Suena un poco raro, pero es verdad.

Verán, día lunes, 17:30 horas, después de educación física y construcción ciudadana, ya con unas ganas tremendas de llegar a mi casa y hacer nada. En medio del camino, se sube un tipo (y sí, no era ni un pibe ni un hombre) y se sienta al lado mío, escuchando música (como yo). En una de las tantas movidas de aquella cafetera llamada “colectivo” se me cae un auricular, permitiéndome escuchar lo que escuchaba el muchacho a mi lado; él tenía el volumen casi tan alto como yo. En eso, me quedo tildada, escuchando y pienso no, no puede ser. Acto seguido, yo lo miro; él me mira; los dos nos miramos; WTF. Sí gente, estábamos escuchando la misma canción, con la diferencia de que yo estaba escuchando la versión en vivo. No pudimos evitar reírnos. Le hice escuchar mi canción y le pasó lo mismo que a mí; le gustó más la versión vivo que la de estudio. Tratándose de Can I Play With Madness esa respuesta era de esperar…

Me Alegra saber que todavía queda gente inteligente en el mundo

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