Anoche, más o
menos a esta misma hora, estaba mirando Marley y yo
(adivinaste, esta entrada se va a tratar de perros). Para mí, esa película es de ese tipo, que no me pondría a
ver en cuevana ni me la bajaría, pero si la engancho por en la tele, la miro. Hasta
hace poco yo nunca la había visto, hasta que la vi y me hizo pensar acerca de
un montón de cosas… Verdaderamente, un ser tan simple como es un perro, puede llegar a ser lo más incondicional del mundo. Aunque
a veces no todo el mundo lo vea así, como mi viejo… Verán, hace ya unos cuántos
años (yo estaba próxima a cumplir 5 años) tenía un caniche. Siempre fue muy
nervioso y vivía mordiendo a todo el mundo, contrariamente al otro perro que
teníamos, un ovejero precioso. Hasta que un día, el caniche me mordió feo… Terminé en la clínica, con un punto en el labio y sin
perro. Por muchos años pensé que mi viejo no iba a aceptar más otro
perro en casa, pero por suerte, gracias a mi poder de convencimiento y mi
interminable insistencia, recibí a Timmy
como regalo de cumpleaños, y las cosas fueron diferentes.
Llegó a casa con
tres meses, hace 7 años (ahora se cumplen exactos) y ahí volví a sentir, ya
siendo más grande, lo que se sentía tener un compañero tan fiel e
incondicional. Puede que no sea el más obediente, el más
lindo o el más inteligente, pero yo aún así lo amo. Como dijo Owen
Wilson casi cuando termina la película: “un
perro no busca cosas caras, ropa de marca o autos lujosos; con comida y agua
estarán bien. No les importa si sos lindo, feo, inteligente o estúpido, dale tu
corazón, y él te dará el suyo”. Yo no soy linda, ni soy
brillante, no tengo una mansión y puede que no sea la mejor persona del mundo,
pero a él no le importa; con que le dé una tostadita o que lo deje subir a mi
cama, yo lo acaricio y me responde con un amistoso movimiento de la cola.
Puede sonar
tonto, pero a él recurro siempre que me pasa algo. No es un psicólogo ni
tampoco un amigo para aconsejarme, obvio, pero yo no lo considero sólo como un
perro corriente, es MI mascota; le
hablo, le cuento lo que me pasa, y se da cuenta cuando estoy triste o le digo
algo contenta. Me mira, me busca, y siempre encuentra
una forma de que me sienta mejor; con su peluda compañía me basta. Quiero
pensar que cada uno de ustedes, lectores, si tienen perro, sienten lo mismo que
yo. Un perro no es un accesorio de moda, ni un
juguete, ni sirve para matarlo de hambre, atarlo o castigarlo; es un amigo fiel
e incondicional hasta el último latido de su corazón. Admito que más de
una vez me enojé con el mío, le grité o tuve que recurrir a la fuerza para que
suelte algo que no le pertenecía o porque se había mandado una macana muy
grave, pero yo lo amo, jamás quisiera lastimarlo ni abandonarlo. Sé que no va a
vivir para siempre, ojalá sería tan longevo como yo, y me mata la idea de que
llegue el día que no lo vea nunca más (algo relacionado con esto voy a escribir, pero un poco más
adelante…), por eso cada vez que puedo me hago unos
minutos, lo mimo, le hablo, le juego… A ustedes, que tienen perro. Aprovéchenlo,
nunca saben cuando pueden perder a un gran amigo. Acuérdense de esa película a
la hora de hacerle alguna maldad o de castigarlo… Es un llamado a la reflexión para todas aquellas veces que dijimos
algo malo de ellos o no los valoramos como deberíamos…
Para cerrar, les
dejo un tema de los tantos que me gusta escuchar cuando estoy con él; no tendrá
significado con la letra ni nada, pero simplemente me gusta… Y bueno, una foto
de nosotros :3
termine de leer y fui a acariciar a mi perro :)
ResponderEliminarAaah! Mas hermosa ésta entrada! :') Mi peqeña cachorra ya está durmiendo, mañana le cuento que encontré una loca que ama a su mascota como yo :D! . Saludos! C:
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