Son esos momentos en los que sentís que estás en el a p o g e o d e l a f e l i c i d a d, que irradias optimismo hasta por debajo de las uñas. Resumiendo, cuando sentís que cada pequeño componente de tu vida está en ó p t i m a s condiciones, cosa de no tener en cuenta aquellas que están falladas, ocuparte de ser feliz. Pero siempre tiene que haber una manzana podrida en el cajón… O ya estaba podrida y no te habías dado cuenta, o se te pudre de a poco, a la vista, y claro, obviamente sin poder hacer nada.
Este factor, chiquito, debilita los engranes de la “felicidad completa”, por consiguiente, la cadena falla y se rompe. En esos momentos es cuando se produce el hundimiento, el naufragio del alma, lo que también se hace llamar d e p r e s i ó n. Para cuestiones así, muchas veces se necesitan palabras en mente y silencio en boca, una dosis considerable de amistad y poner un ratito el corazón en Stand-by. Más que eso, no se puede hacer… Esperar a que se apague el incendio y se calmen las aguas; recién después las palabras maquinadas pueden efectuar el arreglo de los engranes y hacer que todo vuelva a la normalidad…
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