“¿No la ve? ¿Segura?” Me preguntó el robusto policía después de ver el video por enésima vez, a lo que negué con la cabeza. Estaba en una oficina, en una comisaría, sentada frente a un escritorio, donde una computadora portátil reproducía ese video sobre el cual me preguntaban. Conmigo había dos policías; uno a mi derecha (el que me hacía las preguntas) y uno a mi izquierda, que, con sus negros anteojos, oscuros como su bigote, permanecía callado. En un sillón, apoyado en la pared que se encontraba a mis espaldas, había un joven de unos 18 años, con las manos entrelazadas en su regazo, y la mirada perdida, como si estuviera angustiado, con miedo.
Por alguna extraña razón, estaban interrogándome en base a ese video, pero yo la desconocía. Esta grabación constaba de una secuencia repetida: una cámara en un auto (como las que tienen los patrulleros estadounidenses) filmaba a otro que manejaba adelante, en una ruta. Segundos después, el auto filmado se desvía, choca y casi instantáneamente se incendia. Esta secuencia (repetida en… minuto y pico que duraba el video), duraba unos 10 segundos. Yo ya me estaba impacientando a la millonésima vez de ¿no la ve? cuando los miré y grité irritada “¿¡Qué es lo que se supone que tengo que ver!?”, Se miraron entre ellos y al poner el video otra vez, uno me señala ese ¿objeto? motivo de sus preguntas: sobre el margen izquierdo, se veía la traslúcida figura de una mujer de espaldas, con un blanco vestido y largo cabello. En el instante que gira el cuerpo en dirección al auto, se produce el accidente, y cuando gira queriendo mirar la cámara, desaparece, se esfuma. Estas imágenes, que me erizaron la piel, comenzaban a aparecer en flashes, y a repetirse, y repetirse, y repetirse, y de golpe… Abrí los ojos, con el corazón convulsionado. Con una mano tanteo sobre mi mesa de luz buscando el celular: casi las 6 de la mañana.
Tratando de centrarme en otra cosa, apoyé mi cabeza sobre la almohada otra vez y cerré los ojos, pero todavía, no pude olvidarme de esa mujer de blanco
Memorandum para Vikernes: tengo que dejar de ver cosas como estas, si después voy a soñar estas flashadas…
Te juro que me pasa de soñar con gente vestida de blanco. Escribis MUY bien.
ResponderEliminarAh me olvidaba, tenes un "premio" en mi blog.
ResponderEliminarleavingmyfingerprint.blogspot.com