Si solés leer lo que
acá se publica, perfectamente sabés cuál es mi estilo a la hora de hacerlo: qué
cuento, cómo, critico, odio, halago, expreso… Y hago esta aclaración
precisamente por eso. El texto que a continuación les presento, no es mío, pero
me fue prestado. Los créditos se los debo a Sofi, mi mejor amiga, quien fuere
la que me empujó a crearme un blog, allá por mayo de 2O1O. Para
saber más sobre ella, visitá su blog haciendo click acá. En este momento, ella está pasando un momento difícil,
y un tanto raro. Ella es escritora como yo. Mejor dicho, yo soy escritora como
ella. Ella es mi mentora y gracias a quien, inconcientemente, aprendí muchas
cosas (que seguramente no lo sabe). Cuando ella está mal, escribe; cuando
necesita descargarse, escribe; cuando necesita expresar lo que siente, se fuma
un porro. No mentira, escribe. Hoy, hace un rato, y después de hablar con ella,
reflexionamos sobre la fuerza. No sobre cuán grandes son tus músculos o cuánto
peso podés levantar sobre tu espalda, es otro tipo de fuerza, como si fuera un
motor. Un motor secreto que se llama amor. Después de escribir sobre esto, me
pidió que lo compartiera con ustedes, para quienes estén pasando un momento
similar, y los que no, simplemente para que lo disfruten. Porque puede llegar a
servirle a alguien, a cualquiera, así como también le sirvió a ella a atravesar
esta difícil situación.
Hay que aguantar. Hay que seguir. Hay
que volver a intentar. Hay que levantarse. Hay que pelear. Solemos decir que
hay que sacar fuerzas de algún lado, cuando en realidad lo que tenemos que
hacer es usar la fuerza que
tenemos. Esa fuerza que nunca nos falta, porque sino moriríamos. Eso
que es indispensable como el aire, que es el motor de nuestras risas, llantos,
enojos, sueños, miedos, arrepentimientos. Mirar hacia adentro, sacudir el alma
y hacer llover recuerdos. Buscar en la memoria y descubrir momentos, rostros,
nombres, lugares. Todos esos fenómenos en los que se manifiesta la fuerza más
poderosa que existe. Una fuerza que todo lo disculpa,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Esa fuerza que no morirá
jamás. Eso que nos inspira, tarde o temprano, a salir adelante. Eso por lo que
daríamos hasta la vida y sacrificaríamos hasta lo más preciado. Eso que nos
mantiene vivos, con esperanza. Eso en lo que nos refugiamos. Eso, que es el amor. Porque todos tenemos a
alguien que nos ama y alguien a quien amamos. Hay tantas formas de amor que a veces tendemos a
marearnos, a confundirnos, incluso podemos llegar a tenerle miedo al amor. Pero ese miedo nace de la conciencia
que tenemos de lo importante que éste es. Es algo tan puro que tanta blancura nos desconcierta,
hasta el punto de no creer que exista algo tan fuerte. Es esa luz que nos marca
el camino, que nos permite continuar.
Escribo
esto para recordarme a mí misma y a quien lo lea, que cuando todo esté oscuro y
parezca no haber salida, sólo hace falta
pensar en el amor. Ya
sea a uno mismo, a una persona, a una creencia, a una forma de vida, a una
religión, a una actividad, a un gusto musical, a un lugar. Pensar en el
amor que tenemos y que compartimos con algo o alguien tarde o temprano nos
lleva a decir “yo puedo
hacerlo, por tal o cual cosa/persona”. Decir que no tenemos fuerzas para seguir adelante sabiendo que tenemos
amor, es como intentar asfixiarnos con una bola agujereada.
No
neguemos ni desvaloricemos el amor que nos mantiene vivos.
Me encantó. Tu amiga escribe cosas muy lindas y vos también. La verdad que les veo futuro si se dedicaran a esto. Me hizo acordar a los Beatles ALL YOU NEED IS LOVE <3
ResponderEliminarHermosas palabras :)
ResponderEliminarWow! Que hermoso y que cierto! Me encantó!
ResponderEliminarQue lindo esto y cuanta verdad. No sé porque esta pasando tu amiga, pero sea lo que sea, espero que esté bien. Amar y sufrir vienen de la mano.
ResponderEliminarMe encanto!! es pura expresion de lo que puede llegar a sentirse... y con tan sencillas pero justas palabras! ;) Zeppelina.
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