No tenía planeado escribir sobre
este tema, pero debido a que ya los ovarios me rebalsaron de leer tantas
pelotudeces juntas, compactadas, separadas, al derecho y al revés, con
guirnaldas y en colores, decidí que sería momento de expresarme yo, de decir lo
que pienso al respecto. Y hago especial énfasis en esta parte: es lo que yo pienso, lo que yo hago y lo que yo creo,
bajo ningún punto de vista mi intención es hacérselo creer a alguien, que haga
lo mismo o, menos aún, cambiarle el pensamiento. Todo aquel ente que es capaz
de leer esto, piensa si está o no de acuerdo, si le gusta o no (inserte el
cliché de los comentarios cagones aquí). Si te gusta bien, y sino, no me
importa. Ahí va:
Desde hace varios días, y en las redes sociales en las
que participo -Facebook y Twitter- hay dos ideologías chocantes sobre un mismo
tema, y debido a la época del año que estamos transcurriendo: por un lado, están
los mega cristianos que se sienten ofendidos cuando los ateos “festejamos” la
navidad, diciendo que somos caretas, mentirosos, que en realidad adoramos a un
dios a escondidas, blablabla… Por otro lado, están los “mega” ateos que a toda
cosa quieren hacerse notar, quieren sobresalir y creerse especiales por
despotricar contra esta festividad, diciendo que es religiosa y que les da
asco, que es un día comercial, que atenta contra esto, contra el otro,
blablabla… Ambos puntos me asquean, y como simplemente
no tengo ganas de discutir con nadie, me ahorro el comentario y ahora me aboco
a derramarlo en este breve y simple escrito.
Si bien yo no creo en dios (aunque fui educada como
cristiana -lo adentraré en un texto en el que estoy trabajando), no hace falta
que diga todas esas paparruchadas porque simplemente, este día tiene un
significado diferente para mí, que nada tiene que ver con la religión. En mi
familia son todos creyentes, y también “festejan” este día, pero tampoco se liga
al origen religioso del mismo; no van a misa, no rezan ni nada por el estilo,
pero aún así, en mi familia todos creen en dios. Tanto para ellos, como para mí,
la navidad consta de algo que no tiene que ver con el nacimiento de Jesús, sino
algo más simple.
De alguna u otra forma, el espíritu navideño que tenía
cambió, y les cuento el por qué. Cuando era chiquita, y creía en Papá Noel, nos
juntábamos en mi casa, o en la casa de mi tía, y era hermoso esperar con mis
primos y hermanos (que más o menos nacimos todos seguidos, por lo que tenemos
edades parecidas) a que venga y abrir todos los regalos, ver todos los fuegos
artificiales y contar los globos aerostáticos que pasaban por el cielo. Era mágico, y yo esperaba esta época con mucha felicidad y
entusiasmo (desde más o menos esta edad empecé a manifestar actitudes
ateístas. Sin darme cuenta, que quede claro), que, como bien dije arriba, no se
relacionaba con la religión. Desde que mi hermano menor dejó de creer, toda esa
magia desapareció y fue ahí donde el espíritu cambió, y se convirtió en lo que
es ahora, y en lo que vengo mostrando desde ese entonces.
Yo festejo la navidad porque para mí, es
un evento social
(de esto hablé con Macarni ayer. Para leer su blog -con la entrada relacionadaa este tema- hacé click acá), familiar y hasta de
amistad. Para mí, esta fecha consta de juntarse a compartir un momento
con la familia, compartir una cena o un almuerzo; es una ocasión para vestirse
especial y comer mucho, cosas especiales, comida “atípica”. Más allá de que amo
los jeans, las zapatillas, estar a cara lavada y vivir como una crota en mi
casa -descalza y sin peinarme- de vez en cuando es lindo salirte de la rutina y
cambiar. Por ejemplo, en estas fechas (porque también cuenta año nuevo) me gusta
ponerme vestidos, o polleras, usar tacos altos o sandalias, maquillarme y
producirme, plancharme el pelo… Cosas así, tomarme un tiempo para mí. Además,
es la época del carré de cerdo y vitel toné a montones… Dieta, olvidate de mí
por un tiempo.
Esta noche (para la cual ya sé qué ponerme y cómo
arreglarme, además de haber elegido mis regalitos) voy a juntarme con mis
hermanos (somos 6, pero en mi casa 3) en la casa de mi hermana mayor y voy a
revivir, aunque sea un poco, el espíritu de navidad que vivía en esa Rocío de 5
años que esperaba impaciente la llegada del gordo barbudo, tirando chasquibum
con su prima y diciéndole las cosas que le había pedido: va a estar mi sobrino,
una pulguita de casi 3 años. Más allá de la religión, los regalos y demás, AMO
pasar tiempo con mis hermanos, y me encanta hablar con mi hermana mayor sobre
casi cualquier tema.
Así que nada,
para la gente que quiere, felicidades, para la gente que no, sigan sus vidas
normales, a los mega cristianos y ateos, ustedes me la soban. Y ahora, con su
permiso, me voy a tirar un rato a la pileta antes de empezar a preparme. Ojo
con el alcohol, y espero que Noel Papa les traiga lo que pidieron. Buenas tardes.
Yo soy atea, pero festejo la Navidad. No por el hecho de ser cristiana a escondidas o careta o algo así, sino porque como bien dijiste es algo para salirse de la rutina. Aparte te juntas con toda tu familia, que es algo que, al menos en mi caso, no hago habitualmente ;)
ResponderEliminarMuy buena la entrada! ;)