Otra vez yo reflexionando conmigo. Era
hora; no volví a hablar de yo a yo desde aquel día de febrero que me decidí a
publicar la entrada con mi dilema interno, pero después de un tiempo de reflexión,
me puse a escribir esto en mi blog no-virtual. En primer lugar, quisiera
comunicar la pena que sentí por aquellos individuos que pensaron que la entrada
anterior [click aquí] la hice con el fin de subir mi ego, pretender tener más
levante, recibir halagos y demás falacias que tuve la oportunidad de leer; es
triste que haya gente que piense ese tipo de cosas mientras que por primera vez
me abría a un tema tan delicado como lo es éste para mí; nunca me puse a hablar
de esta manera sobre mi cuerpo, de cómo me veo y cómo me siento, porque siempre
me costó expresarme en este sentido, nunca me sentí cómoda con respecto a esto
y poco me gustó que venga gente a hablar y a opinar como si tuviera idea… Pero
bueno, al carajo con la gente estúpida, lamentablemente nunca cambiarán de
parecer, ni tampoco van a tener el valor de dar la cara, porque siempre los
comentarios son de manera anónima, una razón más para decir que me dan entre
asco y lástima.
La segunda cuestión, que mucho tiene
que ver con el tema tratado en el texto anterior, es la siguiente: mi salud y
el ejercicio físico. Si bien jamás hice una dieta, salí a correr o fui a un
gimnasio, es decir, cosas para mi ‘bienestar’ (tampoco jamás hice cosas para
mal, como fumar o vivir de comida chatarra), hay cosas que tengo que empezar a
cambiar… En primera, tengo que dejar de comer comer mejor, porque ya
estoy cansada con la disconformidad conmigo misma, esta cosa de sentirme incómoda
al verme a mí, o que me vean y sentirme una bolsa de carne… Y bueno, más allá
de que muchas veces me fue dicho “la belleza no está en lo que se observa, sino
en los ojos del observador”, no me alcanza, porque sé que la mayoría de las
veces fue por compromiso; odio que me reconforten para hacerme sentir mejor en
vez de seguirme la corriente y decirme la verdad, y yo no dejo de engordar… Sé
que eso se cambia (es más, ahora que estoy comiendo menos/mejor, me siento un
poquito mejor que antes, pero pienso que sigue sin ser suficiente), pero no
deja de ser motivo para que me bajonee. Por otra parte, sé que me es
imprescindible ‘recuperar’ mi estado: ser gorda (aparte de que automáticamente
te lleva a ser catalogada como fea -sumando mi cara y mis defectos físicos, claro
está), trae desventajas a la hora de hacer ejercicio físico. Puede que yo no
sea la más rápida, la más flexible o la más resistente, pero eso no quiere
decir que sea mala haciendo o jugando a algo o que “no sirva”, como muchas
veces escuché (que yo esté con cara de orto a las 10 de la mañana corriendo y
diciendo “me cago en la profesora”, no quiere decir que no me guste educación física;
me gusta hacer juegos, “jugar al hockey” o cagarme de risa con mis amigas
tratando de hacer pases de voley). Hasta que fui acusada de fumadora por
cansarme al terminar de correr un kilómetro… Por favor, gente grande diciendo
esas huevadas… Sería mejor saber sobre qué se está opinando, y así evitar quedar
como un idiota monumental.
En fin, nuevamente agradezco a
aquellos que se toman dos minutos de su tiempo en leer las cosas que me
aquejan; sé que no soy la única que pasa por un dilema de mi tipo, y es por eso
que me animo a expresarme. Lástima que estén los que se aprovechan de mi
situación, y al parecer tienen físico y belleza 20/20, y encuentran alivio y
diversión en hacer alarde de su condición y burlarse de las ajenas… En
definitiva, gracias lectores por el aguante, gracias seguidores ‘fantasmas’ por
leerme, gracias gente por inspirarme para escribir.
Rocio.
Jajaja Sabes que no es asi.
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