Aquí me encuentro una vez más, haciendo la última entrada de este hermoso año 2O12 que está a
pocas horas de finalizar. A pesar de la mierda que todo el mundo tira en redes
sociales (como es de esperar) que a veces hasta llega a colmar la paciencia de
uno, al mal tiempo buena cara, y es hora de rescatar los aspectos positivos que
tuvo este año tan copado como turbulento. Si bien no fue pintado todo de rosa,
tampoco fue en su totalidad negro. Hubo cosas y cosas. Alegres
y tristes, buenas y malas, lindas y feas. Hubo cosas que aprendí y cosas que dejé,
cosas para guardar en el corazón y cosas que quedarán como experiencias feas,
como aprendizajes… Veamos.
Este 2O12 aprendí…
…Que a pesar de todas las
cosas que pudieron haber pasado, tus verdaderos
amigos van a estar ahí para vos siempre que los necesites. No importa cuán
dura o cuán difícil sea la situación que traspases, los que realmente se
consideran tus amigos van a estar para darte una mano, o hasta un brazo si
necesitás. Que los falsos son los primeros en
borrarse, que conforme a la dificultad de la situación, “ven” si te
ayudan o no, si a ellos les conviene o no. Que los falsos son los que se
olvidan de vos, los que alguna vez dijeron “contá conmigo para lo que necesites”,
hoy no son más que un vago recuerdo de lo que pensabas que era amistad. Que así como hay amigos falsos, hay ventajeros,
que recurren a vos sólo por necesidad, no para saber ni cómo estás ni qué contás
de nuevo; recurren a vos cuando ellos necesitan algo para beneficio propio, y
no por “amistad”. Aprendí que el amor, por más difícil,
complicado y doloroso que sea (y que cueste horrores encontrarlo), es una de las pocas cosas que realmente
valen la pena, y que encontrarlo puede ser lo mejor que te puede pasar. Aprendí
que una montaña, por más empinada que sea, y que duela escalar, con un poco de
buena voluntad y predisposición, la vas a subir.
Además, este año me dejó…
... Que a veces, las peores
y más crueles cosas, le pasan a las personas que menos lo merecen, que a veces
las personas más sufridas, son esas que siempre te dan todo a cambio sin pedir
nada, que son las que suelen tener corazas; dar la imagen de felicidad y alegría
mientras que mueren y lloran por dentro. Que por más
que a veces, quieras verle el lado positivo a las cosas, al mejor estilo “no
hay mal que por bien no venga”, a veces es imposible. También me dejó
que, a veces las personas no son lo que parecen, o lo que se supone que deberían
ser; que las apariencias engañan y que las casualidades pueden llegar a ser
enormes, que podés tener similitudes casi exactas
con personas que poco y nada tienen que ver con vos; que va a haber
muchos tratando de aplastar y reducir tus sueños y esperanzas a polvo, que
muchos se esmeran por tratar de verte mal, por destrozarte. Más allá de
ignorarlos, aprendí que hay que sentirse halagada de eso; gente que te quiere
ver mal, que se toma 5, 1O, 2O minutos o más en ver qué pueden escribirte para
criticar, gente aburrida de sus vidas que se meten en la de alguien a quien
odian; eso significa darle importancia a algo.
Me enseñó que la felicidad es…
… Relativa.
Va desde saltar en una cama elástica con tu mejor amiga, hasta estar tirada en
un colchón hablando con tu prima, o ir a sacarse fotos a Puerto Madero. Que
puede ser estar sentada en una butaca viendo un espectáculo de un tal Roger Waters
o estar comiendo una hamburguesa de McDonald’s con tu novio a las 5 de la
mañana en plena avenida San Martín. Puede ser estar metida en la cama, bajo 5
frazadas tomando un capuchino mientras ves una película o estar en la nieve a
diez grados bajo cero haciendo guerra con tus hermanos. Que va desde cantar Bon
Jovi con una canadiense a caminar las calles de Castelar de noche con una amiga
hablando de la vida, o desde hacer sociales con un equipo checo de hockey sobre
hielo a recorrer La Habana
y ver donde mi abuelo trabajó y vivió. Puede ser desde encontrar ese CD que
tanto buscaste, a recibir en tu casa a una amiga que viene desde Chaco. Que va
desde recorrer las calles de La
Plata con dos chicas que amás, a estar apretada contra una
valla de contención mientras que un tal Dave Mustaine te tira un beso y te sonríe.
Que puede ser encontrar ese libro que buscaste incansablemente tantos meses de
casualidad, o dormir la siesta con tu sobrino. Que va desde aprobar ese examen
tan complicado, a sentarte y hablar chusmerío con tus amigas, o de estar tirada
boca arriba en la pileta como una marsopa, hasta caminar en círculos por la
Bond Street mirando toda vidriera que se te
cruce. Que va desde ver que tenés un seguidor más en blogger, hasta ver que en
twitter te sigue uno de tus músicos favoritos… Y así
puedo seguir.
Para finalizar…
… Quiero decirles a todos
los que tuvieron un mal año, que ojalá se revierta la situación este año que
está por venir, que no porque tuvieron una mala racha va a tener que ser igual
este año, pero si directamente empezás con el pesimismo, mucho no te va a
ayudar. A los que tuvieron un año llevadero y bueno, ojalá que este año les sea
igual, o incluso mejor. A mis compañeros, que es el último año que compartimos
en las aulas, que va a ser el mejor año de nuestras vidas. A todos los que
tengan planes y proyectos para este año, que los puedan cumplir y hacer. Por mi parte, y a pesar de todo, hablando en
generalidades, la pasé bastante bien, y a pesar de los altibajos anímicos
que tuve, sé que dentro de todo fue excelente, y que, si leíste mi entrada
anterior “Golden Year”, posiblemente sabrás
que tengo todas las fichas y un poco más, puestas en este año que se asoma. Felicidades
a todos, ojo con la pirotecnia y traten de que, si se embriagan, no joderle la
vida al resto. Un saludo especial a todos mis lectores, seguidores de blogger y
seguidores “fantasmas”, y gracias por un año en el que, aunque pareciera poco,
mis seguidores aumentaron en 2O o 3O. Gracias a los que supuestamente me odian
y gastan tiempo de sus vidas viniendo acá, dándome importancia. Seguiré escribiendo hasta que se me caigan los dedos a
pedazos, nos leemos el año que viene.