“Hoy no es mi día, ya me enteré,
puedo acostarme y probar después.
Algo me avisa, mejor volvé,
a ver si tengo mejor suerte!
puedo acostarme y probar después.
Algo me avisa, mejor volvé,
a ver si tengo mejor suerte!
No debe asustarte, tan poca cosa...
No hay mal que por bien no venga.”
Increíble lo que una canción nostálgica como la puta madre que lo parió puede hacerme ver las cosas desde otro punto de vista. Árbol es una banda con la que me encariñé más que nada por amistad: cantar las canciones de GUAU a vivo pulmón con mi antiguo grupo de amigas, en la casa de quién sea, en el micro yendo a gimnasia o a natación, o simplemente en un recreo para pasar el tiempo. However, esta canción fue siempre una de mis favoritas; tanto es así que me la sé de memoria y me acuerdo de ella cada vez que tengo un día de mierda. Pero es precisamente el último verso lo que esta vez logró llamar mi atención. Cosas como las que acabo de pasar, a veces me asustan: saber si voy a tener una vida ‘normal’ después de tremendo bache que se me hizo en el pecho; ver cómo y de qué manera voy a salir del pozo de la depresión… A veces me asusta no saber las cosas, no saber si fue por mi culpa o no saber por qué, o que hice yo para que las cosas tomaran ese camino. Pero cada vez, cada vez que pienso en lo verdadera que es la última oración, me sorprende. Ya es la segunda vez que, digamos que en situaciones grosas, tengo que pasarla mal, llorar, tirar una pared a cabezazos y comerme un garrón y una depresión de la ostia para que después vengan cosas mejores, que pase cosas lindas, pueden no ser las mejores, pero realmente pueden superar mis expectativas. Tanto es así que, con el garrón del martes, aparte de dolor y lágrimas, vinieron dos diálogos y dos reconciliaciones que no conseguía tener o que, mejor dicho, había perdido meses atrás. Me sorprendió de una manera bastante grosa y dije ‘pucha, menos mal que pudimos arreglarnos’. Después de todo, no hay nada mejor que un amigo de verdad, con el que te podés cagar a puteadas, te podés pelear por un montón de cosas, pero siempre va a seguir siendo tu amigo… Y es eso lo que precisamente me pasó a mí. La pelea con alguien que fue todo para mí, me llevó a recuperar a dos personas que las tengo ALLÁ arriba hace unos cuantos años. Si lo llegan a leer, van a saber que hablo por ellas. Gracias chicas, gracias por ayudarme a salir adelante en un momento así. Sinceramente, muchas gracias.
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