A mi animal favorito, a ese lobo asesino en miniatura que tengo como mascota, a mi mejor amigo de cuatro patas… A él, a mi perro, en su día, le dedico la primera parte de la entrada del día de hoy.
Es ese tierno peluche viviente que comparte hogar conmigo desde aquel agosto de 2005, cuando con solo tres meses lo vi por primera vez en el asiento del auto, cuando mi vieja me dijo “tengo algo para vos”, lo que menos me iba a imaginar, es que sería un perro -y menos-, un hermoso e hiperpeludo Lhasa Apso (cálense la raza de mi perro tibetano), al que, al cabo de un rato conociéndonos, lo bauticé Timmy.
Bien… ya pasados los cinco años de convivencia -y un poco más- te conocí todas tus manías: masticarme los zoquetes de algodón cuando ves que se cae uno de la pila de ropa para planchar (consecuentemente, NUNCA tengo un puto par de medias cuando las necesito); cuando estás encerrado porque llovió o algo, que empezás a rascar la puerta del cuartito cuando te agarra el ataque de “quiero salir a correr y a hacer enchastre en el jardín”; cada vez que suena esa condenada sirena te ponés a aullar cual lobo a luna llena (sí, comprendo eso; entiendo que tenés oídos delicados); querer comerte al hamster cuando entrás en la cocina… Y bueno, así podría seguir, pero por otro lado, también tenés tus manías cariñosas, como cuando llego del cole y voy para la puerta a saludarte, te ponés a pegar esos saltos y me movés la cola como un péndulo, me siento en el piso cruzada de piernas y venís muy cómodamente y te acostas, te me ponés panza arriba… O cuando, mágicamente, notás que estoy triste y salgo a escuchar música con el celu y me siento en el piso del patio o en la terraza, venis y te me acomodás al lado y trsesjkfjiq`wdk, me das mucha ternura vos cosa, bola de pelos.
Me siento bien y me gusta decir que tengo un perro así, y me encantó haber tenido la suerte de tenerlo… Aunque muchas veces me pongo a pensar, que muchos como él (y no sólo perros, también otros animales) están en la calle, enfermos, sin hogar, son maltratados y echados de sus casas… O bien los que son explotados, como los caballos de los cartoneros, obligados a trabajar día y noche, sin comida, ni descanso, ni vacunas ni vivir con las condiciones mínimas de salubridad; o los animales utilizados en experimentos para fines “científicos” como monos, gatos y roedores… Y así puedo seguir: los animales explotados en circos, la caza “deportiva”, la caza por divertimento (como las focas en Noruega y los delfines piloto en Dinamarca), las granjas peleteras ilegales que, además de sacarles la piel con la estúpida excusa de la moda, los dejan despellejados, tirados a su suerte y esperando una lenta muerte…
Pero como verán, por desgracia, hay personas (llamados así por defecto) que no comprenden que los animales son lo más lindo que tenemos, aparte de que en diferentes sociedades y culturas del mundo, son de gran ayuda para los humanos: los perros que ayudan a la policía o aquellos que ayudan a los no videntes, delfines o caballos que forman parte de diferentes terapias (como aquellos que trabajan con chicos con retrasos mentales o dificultades físicas) o aquellos delfines que en diferentes zonas de las costas africanas “colaboran” con los pescadores acarreándoles el pescado hacia las redes.
Tenemos que tomar conciencia, preservar y cuidar a las diferentes especies que están en peligro. De otra manera, van a seguir desapareciendo especies animales (responsabilidad: la mano del hombre por diferentes motivos, obvio), como así desaparecieron el guacamayo violáceo, el dodo o el zorro-lobo malvinense…
En fin, espero que les haya gustado. Y a todos ellos,
feliz día ♥