El mundial que “nadie” vio
*Nota I: este borrador tiene fecha del
28 de mayo. Claramente la idea era publicarlo antes del inicio de la copa del
mundo. Pero como se dio que me caían fechas de parciales, no pude hacerlo
antes. Debido a que toda la entrada trataba del “pre mundial”, tuve que tomarme
el trabajo de suprimir las cosas que no iban, cambiar los tiempos verbales, y,
claramente, agregar las cosas que fueron pasando en el transcurso del mismo.*
*Nota II: Quisiera agradecer de antemano
a Natália Wilde y Evellin Paiva por brindarme testimonios vividos en carne
propia. Además, tuve la suerte de cruzar algunas palabras con mujeres conocidas
y gente de omegle que también colaboró contándome sus vivencias. No siempre hay
que dejarse llevar por las cosas que dicen en las noticias, sino escucharlas de
quienes las viven en directo.*
Todos (o la gran mayoría de gente)
estuvieron contentos y expectantes por la llegada del mundial. Cada cuatro años
vivir esta experiencia única y multicultural es una fiesta de color, pasión,
alegría, y por qué no, a veces también dolor. Los que se quedaron se
organizaron: quién ponía casa, quién las cervezas, quiénes llevaban los snacks o
la pizza, qué cábalas seguir (muchos, muuuuuchos argentinos son cabaleros),
entre otros. Ni hablar los que tuvieron la suerte de viajar… Desde principio de
año, tachando los días en el calendario cual preso que añora la libertad.
Pensando en poner la camiseta, la corneta, el gorrito, la pintura celeste y
blanca en la valija… Fueron los que tenían planeado todo, desde el hotel hasta
el traje de baño, y los que fueron a la deriva, a ver dónde podían pasar la
noche y de dónde podían sacar un plato de comida. A veces la pasión te lleva a
eso; dejarte ir y que sea lo que el destino quiera, a veces para bien, a veces para
mal… Con amigos, pareja, familia, compañeros de trabajo, de estudios, conocidos
o hasta solos, todos los que fueron, se trajeron un recuerdo hermoso, más allá
del resultado futbolístico.
Todo muy bello, pero con el correr
del tiempo, uno se da cuenta que, en algunos casos, no todo es tan lindo como
se muestra. Obvio que no siempre, todo depende de la situación en la que se
encuentre el país anfitrión… Será que yo no viví en esa época, pero sé por
testimonios que en Argentina 78 el clima no era de fiesta, sino de miedo y
angustia. A pesar de que la copa “se quedó en casa” y la selección se llevó una
gran ovación, fueron muchos, muchísimos, los que no pudieron, ni tuvieron
motivo para festejar… Desgraciadamente, 4 años después, el pueblo argentino
pasaría por la misma situación. Pero en esta ocasión no voy a hablar por boca
de ganso, sino que, además de evocar a mi memoria, pedí testimonios de gente
que este año “lo vivió” desde adentro.
Como comenté hace dos entradas, todos
bien saben que países como Sudáfrica y Alemania (donde se organizaron las dos
copas anteriores) son países con mucho dinero, “acomodados”, donde todo marcha
sobre ruedas, y, quienes los miramos de afuera, pareciera que no les falta
nada. Pueden darse ciertos lujos, al igual que Inglaterra organizando los JJOO
del 2012, al bancar un evento tan grande como es una copa de la FIFA. La
cuestión acá es que, Brasil, claramente, no es un país como esos. Tuvo
MUCHÍSIMAS fallas y carencias, sin mencionar el descontento de la gente, y
muchos no quisieron darse cuenta de ello. Además, no fue algo chico, la mugre
no pudo esconderse debajo de la alfombra. Por más que se intentó, y se pudo en
un primer momento, la olla terminó destapándose, por suerte, antes del inicio
del mundial. Se dieron a conocer en todo el mundo las protestas del pueblo
contra el gobierno y la realización del mismo. Ojo, no es como dicen los
ignorantes de “a esa gente no le gusta el fútbol”, es Brasil. OBVIO que hay gente a la que no le gusta, como acá,
pero por excelencia, al igual que Argentina, es un país futbolero. Esta vez
claramente no se trató del deporte en sí, sino de todo lo que hubo alrededor.
Por empezar, un país que tiene baches
económicos de tales dimensiones, no debería ser autorizados a albergar una copa
mundial, y menos despilfarrar dinero (MUY necesario en otros ámbitos) en cosas
que no van a ser de utilidad en el futuro… Para poner un ejemplo tengo que
explicar algo antes. Días previos a la fiesta inaugural, por Telefé, se presentaba
los diferentes estadios y se comentaba brevemente la historia de la ciudad
donde éste se encontraba. Me sorprendí al ver el estadio de Manaos, por
ejemplo. Imponente, moderno, hermoso. Lo que no contaron, es que arrasaron
varias hectáreas de selva para levantarlo (irónico fue que, el día de la
inauguración, hagan una parte en honor a la selva amazónica). Después me
enteré, por medio de una conocida (nativa de allá), que ese estadio está
destinado al abandono. El equipo de ese lugar, es tan grande a nivel país, como
en Argentina es, no sé, Villa San Carlos. Imaginen el desperdicio, los árboles
talados, los animales echados, el daño al suelo… Ni hablar de los nativos, que,
con lanzas y en taparrabos, salieron a protestar a las calles frente a las
cámaras de televisión por el daño que le hacían a su tierra.
Hablando del despilfarro de dinero
necesario, esta misma conocida que me comentó lo del estadio, me dijo algo que
es todavía peor. Ella allá era docente, y el año pasado, cuando les avisaron
que, por motivos de construcción y refacción de estadios, el recorte del
salario era algo inevitable, obviamente todos se quejaron. No sólo que los
docentes ganan poco y los precios son altos, sino que todavía querían que ganen
menos. Al protestar y decir rotundamente NO a ese tipo de cosas, a ella y a los
demás maestros les dijeron lo siguiente: “ahora nuestra responsabilidad es dejar
todos los estadios en condiciones óptimas para el mundial, preocuparnos por la
docencia y la educación es algo que podemos hacer en otro momento”. Qué lindo, hermoso. Preocuparse más por un evento que podía
llevarse a cabo en cualquier otro país del mundo, antes que el futuro y la
educación de los niños, qué belleza, qué valores. Después uno se queja cuando
ve que la educación va para atrás y a todo el mundo parece importarle un bledo.
Antes de terminar, quiero
compartirles el testimonio de Evellin y Natália, con
quienes tuve la suerte de hablar en profundidad y no quedarme exclusivamente
con lo que salió en televisión. No tuve mejor idea que hacer una conversación
grupal en facebook, e ir haciéndoles preguntas. Dado a que el copiar y pegar la
conversación me deja la entrada exageradamente extensa, decidí copiar los
fragmentos más relevantes de la conversación (diferenciando con los colores qué
marqué arriba qué dijo cada una) *Esta charla fue previa al inicio de la copa*,
“Yo vivo en Río donde se hicieron
manifestaciones. Fui sólo a la primera, que se hizo en mayo del año pasado. Una
amiga mía perdió su ojo izquierdo y ahora está ciega porque tenemos policías
que no están capacitados para este tipo de trabajos. Nuestros hospitales
rebalsan de gente enferma que no puede ser tratada porque no hay estructura, no
hay doctores, no hay medicinas ni tratamientos. Nuestras escuelas públicas
carecen de buenos docentes porque nuestro alcalde dice que no tenemos dinero
para pagarles los salarios, pero tenemos el dinero para construir estadios
nuevos.”
“Yo vivo en São Paulo y fui testigo de muchas
de esas cosas también. Las quejas y marchas en contra el gobierno, los paros de
subtes para intentar llamar la atención de los gobernantes, esperar a que
reaccionen, y demás…”
“Nuestros transportes públicos son carísimos,
pero el servicio es pésimo. La mayoría de ellos están rotos, sucios, y la gente
viaja amontonada y mal por la poca frecuencia.”
“Estoy profundamente triste al saber que, a
pesar de la mierda que atravesamos, toda la gente se va a olvidar por todo lo
que luchó, y se va a sentar como si nada en frente de la televisión, a tomar
cerveza fría y mirar los partidos como si nada. Lo peor, es que, una vez que la
copa termine, vamos a seguir con nuestras vidas como si nada hubiese pasado.
Eso me da mucha bronca.”
La próxima vez, creo que la gente
debe pensar en que no todo es fiesta y alegría, y tomar conciencia. En parte,
fue esto por lo que al principio me mostré tan contrariada. Me dio asco lo que
le hicieron al pueblo, y lo peor, es que lo van a seguir pagando. Esto terminó
para el mundo, pero para Brasil no. Más aún, cuando dentro de dos años van a
ser la sede de los JJOO… Ya veremos con qué nos toparemos en ese entonces, así
que por lo pronto, la entrada termina acá. Saquen sus conclusiones.