Sing
for the laughter, sing
for the tear!
Llegó el momento, la despedida
a este hermoso año 2013 que ya casi,
casi se va. Y les tengo que decir la verdad, hacía mucho, MUCHO TIEMPO que no
tenía un año tan hermoso y copado como éste. Además, fue especial. No quiero
embolarlos pero quiero hacer un pequeño recorrido contándoles el por qué este
año fue tan lindo para mí. Y bueno, sí, aunque tuvo cosas feas, tristes y un
tanto amargas, son ÍNFIMAS comparadas a todas las cosas hermosas que
viví en todo este año.
Por empezar, el año no
empieza del todo bien, debido a la partida de una persona muy querida en mi familia.
Lo único que me reconfortó de ese día, fue saber que abandonó este mundo para
dejar de sufrir. Poco más tarde, después de mis hermosas vacaciones en Brasil,
llegó marzo, y con él, un acontecimiento que me marcó mucho; la juntada de las M&R.
A pesar de que éramos poquitas y que el grupo posteriormente creció (y mucho),
esa juntada me hizo sentir integrada a un grupo de personas como yo, cosa que
nunca me había pasado. Hasta el día de hoy me pasa; somos un grupo de 40 y pico
de enfermas mentales con las que compartimos algo más que sólo música, y a
pesar de las distancias, las discrepancias en el ámbito político, religioso y
social, es un grupo realmente hermoso de chicas muy copadas que vale la pena
conocer. Al margen, ese marzo, sería el comienzo del fin: mi último primer día
de clases.
Con la llegada de mayo
aproximadamente, llegó mi desintoxicación. Estaba ahogada en una droga que me
hacía inmensamente mal, porque aparte de lastimarme, hacía que me lastime yo
misma y me separaba de mis seres amados, como realmente pasa cuando una persona
es drogodependiente. Fue un proceso duro, como todos los de este tipo, pero con
un poco de ayuda y contención, pude seguir camino. Me recuperé, estoy limpia y
no tuve recaídas. Ahora, abriendo un poco los ojos y mirando para atrás, me doy
cuenta que si seguía intoxicada en ese nivel, podía llegar a terminar muy mal…
Y como todo en esta vida, me dejó una enseñanza: todo lo que das, tarde o
temprano, te vuelve.
Paralelamente, y algo que
se venía gestando desde el año anterior, me empecé a hablar con “gente virtual”
como comúnmente se dice de personas que conocés a través de internet, como si
fueran personas irreales (porque muchos se quedaron en la época de que todos
los que están detrás de la pantalla son pedófilos haciéndose pasar por nenas).
Primero por twitter, después por facebook, hasta que un día acordamos en vernos,
a pesar de que vivimos dispersos a lo largo y ancho de Capital Federal y el
Gran Buenos Aires… Fue un 20 de junio que quedará para la historia y que nunca
voy a olvidar. Aparte de algunas de las chicas que ya había visto en marzo, se sumaron
otras y los pibes. Este fue uno de mis pilares de este año. A pesar de las
peleas que tuve (Macarni, principalmente con vos) y los problemas generalizados
que hubo, incluyendo la DECEPCIÓN monumental que me llevé con dos personas de
este ámbito, fue HERMOSO
conocerlos a ustedes. Hicimos un sinnúmero de juntadas. Nos reímos, lloramos,
nos enojamos, nos sorprendimos, festejamos cumpleaños (como la previa del mío,
el 17 de agosto, la juntada más grande que recuerde), compartimos almuerzos,
tardes al sol, bajo la lluvia, con frío, con calor, con fotos, con
instrumentos, con personas invitadas. Les digo la verdad, posta que esto fue
hermoso, y espero un 2014 ansiosa lleno de otras juntadas y salidas, y por qué
no, gente nueva en este hermoso grupo que se formó tan por casualidad. Acá es
donde tengo que destacar a dos personas, que considero, son las que siempre
estuvieron ahí conmigo, aún cuando el pronóstico indicaba que todo iba a irse
al carajo, ellos siempre estuvieron ahí conmigo. Ledes, Mica, esos son
ustedes. Los amo con todo mi ser, gracias por todo lo que hicieron y hacen por
mí.
Con la llegada de agosto,
vinieron dos acontecimientos importantes en la vida de cualquier adolescente:
cumplir los 18 y ser libre y legal en todos los aspectos, y el viaje de egresados.
Mi cumpleaños no tuvo un gran festejo, y me arrepiento de haberlo pasado con
una persona que prefiero no nombrar, pero es lo que implica; hacer “lo que
quieras” sin que nadie te rompa las pelotas por ser menor de edad. El viaje a Bariloche
fue ÚNICO, hermoso y
divertido desde donde se lo mire. Sacando ese día de malestar (que todos
pasaron, aunque sea, uno) que me impidió ir a una excursión y al boliche,
estuvo todo buenísimo. Me encantó pasar ese momento con mis amigos de toda la
vida, y además, haberlo compartido con gente nueva que hizo que el viaje fuera
llevadero y sin descripción.
El año venía siendo
espectacular, y con la llegada de septiembre vino la salsita que faltaba para
aderezarlo. Cuatro cosas que, por pequeñas que le parezcan al resto, hicieron
que ese mes fuera (casi) el mejor del año. En primer lugar, el 14 de septiembre
cumplí un sueño que venía persiguiendo desde los 10 años: me
tatué el logo de Metallica en la espalda. Nunca una banda significó
tanto para mí como esa, y desde ese día, además de llevarla en mi corazón, también la llevo impresa en mi
piel. En segundo lugar, haber conocido a una persona realmente especial para
mí. Se trata de un chico con el que venía hablando desde mediados de julio, y
así por casualidad. Seguimos hablando, nos vimos, nos gustamos… Ese chico,
desde hace dos meses y moneditas, es mi novio. Otro pilar fundamental de mi
año; me contuvo y me ayudó a salir adelante en momentos difíciles, aparte de
hacerme feliz el simple hecho de haberlo conocido. Las otras dos cosas, respecta a la música. El 26 de
septiembre fui a ver a Bon Jovi, a pesar de haber ido
sin compañía y que casi me rompo una pierna, fue un sueño, una deuda que tenía
pendiente con la vida desde hacía 3 años. Y al día siguiente, pasé un día
ESPECTACULAR haciendo la fila para el recital de Iron Maiden.
Fue genial haber conocido a gente nueva y haber estado con alguien a quien yo
ya conocía (Charles, del otro lado del charco). Y bueno, les cuento que, además
de haberme bancado TODA la noche aplastada contra la valla, el Papa Emeritus me
tiró un beso, agarré la púa de Holt y Harris, mi máximo amor platónico, me
señaló con el bajo.
OCTUBRE. Una vez más, escraché mi piel con un bellísimo
tatuaje, esta vez con otra persona que es MUCHÍSIMO en mi vida, y deduzco que
no va a ser el último (lo que dicen es cierto, que si empezás querés seguir). Tuve
una fiesta de egresados de la concha de la lora, donde la pasé genial, y además,
cumplí mi sueño de haber visto a Whistesnake en vivo, con el plus de haber ido
con mi novio, y volver a ver Aerosmith. ¿Algo más? Sí, mi inscripción en la
facultad.
Con la llegada de
diciembre tenemos el cierre de una etapa: la entrega de diplomas. Fue una
fiesta muy linda la verdad, todos estábamos muy elegantes. Y además, si puedo
presumir, me dieron una mención por Alumna Destacada y un nombramiento por mi
participación en las Olimpíadas de Historia de la Universidad de Morón. Fue
así, como terminé un ciclo. Terminé de buscar las notas, rendí las previas y
bueno… Llegó el fin. Agradezco a todos mis compañeros por haberme hecho pasar
un año genial. Aunque está bueno crecer y cerrar determinadas etapas, voy a
extrañarlos muchísimo en la facultad, y va a ser raro sentarme en un aula llena
de gente extraña y no ver ninguna cara familiar. Al terminar con mis
obligaciones, llegó el tiempo de distenderme: pileta, lectura, dormir hasta
tarde y organizar salidas con los pibes from hell.
En fin, este año estuvo
llenísimo de cosas, desbordado diría. Noches de desvelo, salidas románticas,
risas contagiosas interminables, lágrimas de felicidad, festejos, peleas sin
sentido y un largo etcétera.
No pido que el 2014 sea
un año mejor, porque definitivamente un año como este no se va a volver a
repetir, y dudo que sea mejor; ya expliqué las cosas que viví. Espero que
muchas, muchas cosas buenas pasen, tengo fe en que va a ser un año diferente y
lleno de nuevos aprendizajes.
Antes de despedirme,
quisiera agradecer a todas esas personas que hicieron que este año sea una
maravilla. Mil gracias por los momentos vividos, las reflexiones, las risas,
los llantos, los silencios, los consejos, la confianza, el amor, la amistas y
el cariño que me brindan día a día. Esta entrada se la quiero dedicar a todos
ellos.
Muy feliz año para todos,
que sea tan bueno para ustedes como para mí fue este 2013. ¡Salud!